Tifis, el piloto


Soy Tifis, piloto de la nave Argo, el que consigna los hechos de los navegantes para que queden de recuerdo y testifica que los que ellos mismos han consignado aquí son verdaderos.
Es mi misión también narrar algunas de las etapas del viaje, como la que paso a relatar basándome en las notas de mi diario de a bordo:
Nosotros los argonautas llegamos después a la tierra de los Bébrices, adonde era rey Amico, un hijo de Poseidón y Melia, una ninfa de Bithynia. Obligaba a los extranjeros a boxear para matarlos Sin embargo esta vez Pólux lo mató combatiendo con él.
Luego, según mis órdenes, pusimos rumbo al mar y fuimos a la corte de Fineo, el rey y adivino de Salmydesso en Tracia, que había perdido la vista de ambos ojos. Dicen que había sido cegado por los dioses por revelar a los hombres el futuro. No contentos con esto, los dioses también le enviaron a las Harpías. Éstas eran criaturas femeninas con alas, que arrebataban al rey su comida y dejaban sus excrementos sobre los restos . Pero entre nosotros estaban Calais y Zetes, hijos de Bóreas, que expulsaron a las Harpías. Agradecido, Fineo nos descubrió el medio de atravesar sin peligro las terribles Simplégades.
Estas rocas eran acantilados enormes envueltos en la niebla, que, entrechocando cara a cara por la fuerza de los vientos, cerraban el paso del mar haciendo imposible incluso que los pájaros pasasen entre ellos. Fineo nos aconsejó soltar una paloma entre las rocas, y pasar detrás de ella solo si resultaba ilesa y las rocas no la aplastaban. Al llegar al lugar, entonces liberamos a la paloma, y cuando retrocedieron las rocas vimos que el pájaro había pasado sin perder más que dos plumas de la cola Ordené remar con fuerza y logramos pasar sin apenas daño. A partir de ese momento las Simplégades permanecen fijas porque estaba predestinado que así ocurriera cuando una nave lograra atravesarlas.
(Tifis murió por una extraña y súbita enfermedad en el país de los mariandinos, en la costa sur del Ponto Euxino. Al timón le sucedió Anceo, hijo de Poseidón, que continuará estas crónicas).