Historia de Circe


Yo, Circe, hija de Helios y Perséis, soy hermana de Eetes, y por tanto Medea es mi sobrina. Siento predilección por esta extraña criatura, a la que pude enseñar todas mis artes de maga, que tan mala fama nos han proporcionado a ambas.
Recibí la visita de mi sobrina y su marido, Jasón, a la vuelta de su extraordinario viaje. Pese a que podía enemistarme con mi hermano, accedí a purificarlos por el asesinato de Apsirto y facilité su huida. No mne gustó demasiado Jasón, pero en general tengo una pobre opinión sobre los hombres, así que no le di importancia. Supuse que Medea tendría inteligencia y fuerza suficiente para suplir sus carencias. Después he sabido que su carácter apasionado la perdió.
Siempre he vivido en la isla Eea, cerca de la costa oeste de Italia.
Mi mala fama me la he ganado con mis poderes, pero no me arrepiento de ninguno de mis actos. Si acaso, puedo decir que estoy cansada.
Con pociones y encantamientos soy capaz de convertir a los seres humanos en animales. Esto lo sabéis todos los humanos gracias a Ulises, que contó cómo transformé a sus compañeros en cerdos.
Sin embargo, mis víctimas conservaban la razón, y sabían lo que les había ocurrido.
Con el fin de ayudar a sus hombres, Ulises recurrió al dios Hermes, de quien recibió una hierba que lo hizo inmune a mis encantamientos. ël cuenta que me obligó a restablecer la forma humana de sus compañeros. La verdad es muy distinta. Lo cieerto es que me enamoré de él, pues era un hombre sumamente inteligente y atractivo, y lo hice muy gustosamente. Así sus compañeros y él permanecieron conmigo durante un año.
Cuando finalmente decidieron volver, Yo le dije a Odiseo cómo encontrar el espíritu del adivino tebano Tiresias en el mundo subterráneo para que le enseñara a continuar con seguridad el camino de regreso a casa.Si algo puede censurarme es haber creado a ese horrible monstruo que es Escila, un verdadero peligro del que ellos de milagro se salvaron. La historia, la verdadera historia de Escila, es la siguiente:
El dios Glauco me busco para que le ayudase a conquistar el amor de la ninfa Escila, que lo rehuía porque le causaba temor la gran cola de pez del dios, que no tenía piernas, y sentía aversión por su cabello lleno de cizañas. Quizás aborreciera, más que nada, su aire engreído; porque Glauco se había envanecido mucho desde que comió una hierba mágica que lo convirtió de simple pescador en dios..
Solamente algún poder superior le permitirá conquistar el afecto de la bella ninfa.
Un poder como el mio .
Abatido y torturado, Glauco llegó a la Isla de Eea y, entre suspiros y lágrimas, me rogó que lo ayude a conquistar a su amada. Sin embargo, terminé por enamorarme de él. A mí no me importaba su aspecto.
Cuando, por fin, me di cuenta de que mis encantos como mujer resultaban insuficientes, recurrí a mis poderes de hechicera.
A mi habilidad de trasformar a las personas en monstruos.
Y decidí hacer de Escila una criatura tan horrenda y repulsiva que todo el amor de Glauco se cambiara en rechazo.
Sin ser vista, derramé veneno en las aguas de una fuente donde la ninfa acostumbraba a bañarse. Después volví a Eea y, ansiosa, esperé los resultados, que recuerdo como si fuera hoy:
Escila se zambulle en las aguas hechizadas.
El hermoso y esbelto cuerpo comienza a transformarse. Monstruos horrorosos surgen a su alrededor, con ensordecedores alaridos.
La ninfa, amedrentada, procura huir. Pero ellos están siempre a su lado. Entonces Escila descubre la verdad: Los monstruos son parte de ella misma. Nacen de su costado.
Desesperada corre al encuentro de Glauco y en sus brazos llora largamente. El también lamenta la belleza perdida, pero no puede seguir a su lado.
En la isla de Eea, yo esperé inútilmente el retorno de Glauco. Indignado por mi traición y mi crueldad, el pobre dios jamás volvería a visitarme.
Y sigue llenando su existencia con el recuerdo de la bella y dulce ninfa, víctima de mis celos.