De parte de Gea


Hasta aquí nuestros hijos han contado sus historias.
Aunque han pasado muchos años desde entonces, somos felices viendo que las rencillas entre ellos han cesado. Todos tienen ya su lugar, incluso nosotros, los viejos dioses.
Urano, sobre las espaldas el paciente Atlas, hace ya siglos que no se mete con nadie. Ya no le guardo rencor y a veces incluso le sonrío. Después de todo, hemos resultado una pareja de divorciados bien avenida y siempre nos hemos puesto de acuerdo para ayudar a nuestros numerosos descendientes.
Con el nuevo año, comenzarán a contar sus vidas y aventuras los mortales, esos que se llaman a sí mismos héroes. Para nosotros resultan más interesantes, porque siempre los humanos nos han servido de entretenimiento. Las seguiremos atentamente y procuraremos que su soberbia no les lleve a exagerar sus méritos o a magnificar en demasía sus hazañas. Tenemos todo el tiempo del mundo. De hecho, tiempo es ya lo único que tenemos los dioses.