La diosa de los ojos de lechuza


Hola, humanos y humanas. Soy Atenea, pero también me podéis llamar Minerva, que es mi nombre en latín. Soy la diosa de la sabiduría.
Como supongo que todos sabéis, soy hija de Zeus y de su primera esposa, Metis. Mi padre se tragó a mi madre, embarazada de mí: Zeus tenía miedo de que un hijo varón de Metis le arrebatara su supremacía, tal y como él hizo con su padre Crono. Así que le dijo a mi madre que no podía ser capaz de convertirse en una gota de agua y ella, tan ingenua, para sorprender a los dioses se convirtió en lo que su marido le pidió, no contando con que él se la tragaría. Así que cuando yo era ya adulta seguía en el interior de Zeus, pero gracias a Hefesto (un dios un poquito feo, el pobre estaba deforme, así que cuando me pretendió no le hice el menor caso), que le abrió la cabeza a mi padre con un hacha, pude por fin ver la luz.
Al nacer de la cabeza de mi padre, yo formaba ya parte de su inteligencia (por ello y aunque está mal que yo lo diga, siempre tuvo una consideración especial conmigo), y de mi madre saqué toda la sabiduría que tengo.
Un hobby mío son las artes marciales porque, aunque no os lo haya dicho todavía, soy una diosa guerrera. Me encanta la lucha y no es que se me dé mal. Me gusta la estrategia de la guerra, prever los movimientos del adversario. Una de mis aficiones favoritas.
Otra cosa que me encanta hacer es tejer. Nadie lo hace mejor que yo. Claro que para no faltar a la verdad he de decir que esto es cierto después de que transformara a esa mortal, Aracne creo que se llamaba, en araña: la ingrata decía que tejía mejor que yo y era cierto, pero de la rabia que me entró le dije que estará cosiendo toda su vida. Y la convertí en araña. jejejee....
Y ahora una cosa muy privada, pero como hay confianza... elegí ser virgen, que ningún hombre me tomara como mujer. Decidí ser libre para dedicerme enteramente a mis aficiones.
Ah! Y supongo que también sabréis que soy la patrona de Atenas, ¿no?. De ahí viene el nombre de la ciudad, del mío. Estoy siempre vigilándolos, como si fueran mis hijos. Así que si alguna vez vais a Atenas tened en cuenta que yo os estaré siempre mirando, junto con mi inseparable lechuza.