A todos os saludo. Soy Hera (Juno), diosa del matrimonio, soy hija de Crono y Rea y mi hermano y esposo es Zeus, el rey de los dioses.
Cuando yo era pequeña mi madre Rea me entregó a los cuidados de Tetis y Hora porque quería salvarme de la furia de mi padre Crono, ya que el muy malvado devoraba a mis hermanos. Un día recibí la visita de Zeus que, tras derrotar a Crono en violenta lucha, se convirtió en señor del Olimpo. Hablamos de las tristezas pasadas y de un futuro mejor. Yo me sentía feliz, pero Zeus estaba ya tan enamorado que no pudo esconder sus sentimientos y me declaró todo el amor y el deseo que por mí sentía. Llena de vergüenza le pedí a mi hermano que reparase su falta, y Zeus me prometió rápidamente desposarme. Todos los dioses asistieron a la ceremonia de la boda y me ofrecieron valiosos regalos. Al término de la fiesta partimos para la noche de bodas, que duró trescientos años.
Mis hijos con Zeus fueron: Ares, dios de la guerra y la lucha brutal; Hefesto, dios de la metalurgia; Hebe, representación divina de la eterna juventud; Ilitía, diosa de la gestación, protectora de las madres en el parto. También tuve a Tifón, que nació de mí únicamente.
Fui celosa y vengativa y perseguí a las amantes y los hijos que Zeus tuvo fuera de nuestro matrimonio.
Junto con otros olímpicos (Apolo, Atenea, Poseidón) intenté una vez destronar a Zeus y adueñarme del Olimpo. Encadenamos a Zeus a su lecho y alejamos de él su rayo. Pero Briareo liberó a Zeus y él nos castigó a los usurpadores. Como castigo ejemplar me colgó del cielo con los brazos encadenados a argollas de oro, con un yunque atado a cada pie. Mis gritos terminaron por ablandar el corazón de Zeus, y finalmente me soltó.
Hay quien cuenta que hubo un mortal llamado Ixión que me deseó y quiso mantener relaciones conmigo. Mi marido, celoso, lo evitó moldeando una nube con mi forma. Ixión se atrevió a yacer con la nube, a la que dio el nombre de Nefele, y fue terriblemente castigado. Aún sufre en el Tártaro, atado a una rueda que gira sin cesar. De la nube nacieron los centauros, seres violentos
y lujuriosos, con torso humano y cuerpo de caballo.
Desde el Olimpo vuelvo a saludaros, mortales.
Cuando yo era pequeña mi madre Rea me entregó a los cuidados de Tetis y Hora porque quería salvarme de la furia de mi padre Crono, ya que el muy malvado devoraba a mis hermanos. Un día recibí la visita de Zeus que, tras derrotar a Crono en violenta lucha, se convirtió en señor del Olimpo. Hablamos de las tristezas pasadas y de un futuro mejor. Yo me sentía feliz, pero Zeus estaba ya tan enamorado que no pudo esconder sus sentimientos y me declaró todo el amor y el deseo que por mí sentía. Llena de vergüenza le pedí a mi hermano que reparase su falta, y Zeus me prometió rápidamente desposarme. Todos los dioses asistieron a la ceremonia de la boda y me ofrecieron valiosos regalos. Al término de la fiesta partimos para la noche de bodas, que duró trescientos años.
Mis hijos con Zeus fueron: Ares, dios de la guerra y la lucha brutal; Hefesto, dios de la metalurgia; Hebe, representación divina de la eterna juventud; Ilitía, diosa de la gestación, protectora de las madres en el parto. También tuve a Tifón, que nació de mí únicamente.
Fui celosa y vengativa y perseguí a las amantes y los hijos que Zeus tuvo fuera de nuestro matrimonio.
Junto con otros olímpicos (Apolo, Atenea, Poseidón) intenté una vez destronar a Zeus y adueñarme del Olimpo. Encadenamos a Zeus a su lecho y alejamos de él su rayo. Pero Briareo liberó a Zeus y él nos castigó a los usurpadores. Como castigo ejemplar me colgó del cielo con los brazos encadenados a argollas de oro, con un yunque atado a cada pie. Mis gritos terminaron por ablandar el corazón de Zeus, y finalmente me soltó.
Hay quien cuenta que hubo un mortal llamado Ixión que me deseó y quiso mantener relaciones conmigo. Mi marido, celoso, lo evitó moldeando una nube con mi forma. Ixión se atrevió a yacer con la nube, a la que dio el nombre de Nefele, y fue terriblemente castigado. Aún sufre en el Tártaro, atado a una rueda que gira sin cesar. De la nube nacieron los centauros, seres violentos
y lujuriosos, con torso humano y cuerpo de caballo.
Desde el Olimpo vuelvo a saludaros, mortales.