En mi infinita modestia (By Zeus, padre de los dioses todos)


Miradme y temblad: soy el más grande de los dioses del Olimpo, el dios de la luz. Personifico el cielo en todo mi poderío. Soy el amo de la lluvia, del viento, las tormentas, el ciclo de las estaciones, el que determina cuándo el día debe dejar paso a la noche, el que cambia la hora cada otoño y cada primavera (¿o qué os creíais?). En mis manos está el equilibrio del Universo, de mí dependen los privilegios de los demás dioses. Todos deben obedecerme, puesto que yo los liberé de la tiranía de mi padre, Crono. Todos me deben gratitud, puesto que yo los llevé a la victoria sobre los temibles Titanes. Gracias mí residen en las moradas olímpicas, en el ancho cielo y en la amable tierra.
Como solía decir mi madre, Rea, menos da una piedra.
Yo fui quien cedí el poder sobre las aguas a Poseidón, a Hades sobre el inframundo. A veces protestan diciendo que me quedé con la mejor parte (los cielos y la tierra). De desagradecidos está el Olimpo lleno.
También tengo que lamentar las continuas quejas de mi actual esposa, Hera. Antes de ella tuve a otras: Metis (con la que engendré a Atenea), Temis (con la que engendré a las Horas y las Moiras), la oceánide Eurínome (madre de las Gracias), Deméter (madre de Perséfone), Mnemósine (de la que tuvo a las Musas), Leto (que engendró a Apolo y Ártemis). Solo cuando tuve relaciones con esta última conocía ya a Hera. Después de sufrir sus celos decidí no tener más relaciones extramatrimoniales, pero las malas lenguas me atribuyen una larga lista de aventuras con mujeres mortales, llegando incluso a proclamar que he sido capaz (¿YO!) incluso de adoptar diversas formas para enrollarme con ellas: así me habría convertido en lluvia de oro para acercarme a Dánae, en cisne para engañar a Leda, en toro para raptar a Europa, en marido de Alcmena para acostarme con ella... Dicen también que seduje a Ío, a Sémele, a Calisto... Y que, convertido en águila, rapté a un muchacho: Ganímedes, aunque esto no tengo forma de negarlo, porque sigue aquí en el Olimpo... Según esas malas lenguas, tuve otro montón de hijos:
con Io: Épafo, antepasado de Dánao, de Perseo, de Hércules y de toda la familia real de Tebas
con Níobe: Pelasgo y Argos.
con Calisto: Arcas.
con Europa: Minos (rey de Creta), Sarpedón (rey de Licia) y Radarnantis (juez del Infierno).
con Sémele: Dionisos o Baco (pese a ser su madre mortal, él fue considerado un dios).
con Taígete: Lacedemón, padre de Eurídice.
con Antíope: Anfión y Zeto (los Dióscuros tebanos).
con Dánae: Perseo.
con Electra: Dárdano y Lasión.
con Pinto: Tántalo.
con Egina: Éaco.
con Laodamía: Sarpedón, rey de Licia, nieto de Sarpedón, el viejo.
con Alcmena: Hércules.
con Leda: Helena y Polux.
Pero, claro, todo esto son habladurías... En todo caso, no lo comentéis con Hera. Podría sentarle mal.