Yo, el mensajero de los dioses, soy hijo de Zeus y Maya. Nací en el Monte Cileno de Arcadia.
Yo era el dios de los ladrones, mendigos y comerciantes, porque soy muy astuto y perspicaz, y fui yo mismo un ladrón desde la noche en que nací, cuando me escapé de mi madre, la ninfa Maya, y me fugué para robar el ganado de mi hermano mayor Apolo. Yo conduje el ganado de vuelta a Grecia y lo escondí, borrando sus huellas. Cuando Apolo me acusó, Maya dijo que no podía ser porque estuve con ella toda la noche, pero sin embargo Zeus intervino en la discusión y dijo que yo había robado el ganado y tenía que devolverlo. Mientras discutían, yo comencé a tocar la lira, que acababa de inventar, con un caparazón de tortuga y las tripas de una vaca. El instrumento encantó a Apolo, quien accedió a permitir que yo me quedase con el ganado a cambio de la lira.
Yo fui muy leal a mi padre Zeus, salvándolo, cuando se enamoró de Ío, del gigante de cien ojos Argos, durmiendo a éste con historias y canciones y decapitándolo después.
En el panteón olímpico Pan se convirtió en mi hijo y en el de mi esposa, Dríope. Dríope quedó aterrorizada por el hijo horrible y mitad cabra que había tenido, y huyó. Yo lo llevé al bebé al monte Olimpo, donde los dioses disfrutaron de su risa y buen carácter. Pan se convirtió en un dios adorado particularmente por pastores y leñadores. Se dijo erróneamente que un marinero lo había matado, pero incluso tras esto sus altares y templos fueron muy frecuentados.
Pan sedujo una noche a Selene, la titánide de la luna, disfrazado de oveja de lanas blancas. También persiguió a la ninfa Eco y muchas otras deidades de los árboles, pero con poco éxito.
Salvé a Odiseo de Calipso y de Circe, convenciendo a la primera para que le dejase ir y dándole después una hierba que le protegería del hechizo de la segunda. Además, llevé a Eurídice de vuelta al Hades después de que Orfeo mirase atrás para ver a su esposa por segunda vez. En verdad la más pesada de mis tareas es acompañar las almas de los muertos hasta el Hades. Ninguno va precisamente alegre, como es natural. Y a veces alguno me ha engañado, como Sísifo. Sísifo tuvo fama de ser el más astuto de los hombres. Cuando la Muerte fue a buscarle, Sísifo le puso grilletes, por lo que nadie murió hasta que Ares vino, liberó a la Muerte, y puso a Sísifo bajo su custodia. Pero Sísifo aún no había agotado todos sus recursos. Pues antes de morir le dijo a su esposa que cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos. Así que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y me convenció para que le permitiese volver al mundo superior y así disuadirla. Pero cuando volvió a Corinto rehusó volver de forma alguna, hasta que tuve que volver a llevarlo a la fuerza En el infierno Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio. Allí sigue todavía.
Ayudé a Perseo a matar a la gorgona Medusa dándole la hoz de Zeus y sus sandalias aladas. También le di el casco de invisibilidad de Hades que había tomado prestado, y le dije que lo usara para que las inmortales hermanas de Medusa no le vieran huir. Atenea también le ayudó prestándole su pulido escudo.
El rey Atreo de Micenas recuperó el trono de su hermano Tiestes siguiendo los consejos que recibió de mí. Tiestes accedió a devolverle el reino cuando el sol se moviese hacia atrás en el cielo, una hazaña que Zeus hizo posible. Atreo recuperó el trono y desterró a Tiestes.
Hermafrodito era mi tercer hijo con Afrodita (de ahí su nombre). Fue transformado en hermafrodita cuando los dioses concedieron literalmente a la ninfa Salmacis su deseo de no separarse jamás de él. Si queréis conocer los detalles de esta historia, mirad el flickr.
En estos tiempos modernos que corren he tenido que desempeñar tareas más modestas, porque ya los dioses olímpicos solo me utilizan como repartidor de telepizza. Pero eso será solo hasta que consiga trabajo en Seúr. Jeje...
Yo era el dios de los ladrones, mendigos y comerciantes, porque soy muy astuto y perspicaz, y fui yo mismo un ladrón desde la noche en que nací, cuando me escapé de mi madre, la ninfa Maya, y me fugué para robar el ganado de mi hermano mayor Apolo. Yo conduje el ganado de vuelta a Grecia y lo escondí, borrando sus huellas. Cuando Apolo me acusó, Maya dijo que no podía ser porque estuve con ella toda la noche, pero sin embargo Zeus intervino en la discusión y dijo que yo había robado el ganado y tenía que devolverlo. Mientras discutían, yo comencé a tocar la lira, que acababa de inventar, con un caparazón de tortuga y las tripas de una vaca. El instrumento encantó a Apolo, quien accedió a permitir que yo me quedase con el ganado a cambio de la lira.
Yo fui muy leal a mi padre Zeus, salvándolo, cuando se enamoró de Ío, del gigante de cien ojos Argos, durmiendo a éste con historias y canciones y decapitándolo después.
En el panteón olímpico Pan se convirtió en mi hijo y en el de mi esposa, Dríope. Dríope quedó aterrorizada por el hijo horrible y mitad cabra que había tenido, y huyó. Yo lo llevé al bebé al monte Olimpo, donde los dioses disfrutaron de su risa y buen carácter. Pan se convirtió en un dios adorado particularmente por pastores y leñadores. Se dijo erróneamente que un marinero lo había matado, pero incluso tras esto sus altares y templos fueron muy frecuentados.
Pan sedujo una noche a Selene, la titánide de la luna, disfrazado de oveja de lanas blancas. También persiguió a la ninfa Eco y muchas otras deidades de los árboles, pero con poco éxito.
Salvé a Odiseo de Calipso y de Circe, convenciendo a la primera para que le dejase ir y dándole después una hierba que le protegería del hechizo de la segunda. Además, llevé a Eurídice de vuelta al Hades después de que Orfeo mirase atrás para ver a su esposa por segunda vez. En verdad la más pesada de mis tareas es acompañar las almas de los muertos hasta el Hades. Ninguno va precisamente alegre, como es natural. Y a veces alguno me ha engañado, como Sísifo. Sísifo tuvo fama de ser el más astuto de los hombres. Cuando la Muerte fue a buscarle, Sísifo le puso grilletes, por lo que nadie murió hasta que Ares vino, liberó a la Muerte, y puso a Sísifo bajo su custodia. Pero Sísifo aún no había agotado todos sus recursos. Pues antes de morir le dijo a su esposa que cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos. Así que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y me convenció para que le permitiese volver al mundo superior y así disuadirla. Pero cuando volvió a Corinto rehusó volver de forma alguna, hasta que tuve que volver a llevarlo a la fuerza En el infierno Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio. Allí sigue todavía.
Ayudé a Perseo a matar a la gorgona Medusa dándole la hoz de Zeus y sus sandalias aladas. También le di el casco de invisibilidad de Hades que había tomado prestado, y le dije que lo usara para que las inmortales hermanas de Medusa no le vieran huir. Atenea también le ayudó prestándole su pulido escudo.
El rey Atreo de Micenas recuperó el trono de su hermano Tiestes siguiendo los consejos que recibió de mí. Tiestes accedió a devolverle el reino cuando el sol se moviese hacia atrás en el cielo, una hazaña que Zeus hizo posible. Atreo recuperó el trono y desterró a Tiestes.
Hermafrodito era mi tercer hijo con Afrodita (de ahí su nombre). Fue transformado en hermafrodita cuando los dioses concedieron literalmente a la ninfa Salmacis su deseo de no separarse jamás de él. Si queréis conocer los detalles de esta historia, mirad el flickr.
En estos tiempos modernos que corren he tenido que desempeñar tareas más modestas, porque ya los dioses olímpicos solo me utilizan como repartidor de telepizza. Pero eso será solo hasta que consiga trabajo en Seúr. Jeje...
